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EL BÚHO, MATAR...PLACER DE LOS DIOSES

Capítulo 11 El día llegó al fin, el día de la venganza. Nadie, absolutamente nadie se burlaba de él y si alguien lo hacía, la muerte sería su castigo. Imanol se levantó de buen humor, actitud que complació a Talibah. Desayunó con apetito y comentó con la egipcia alguna de las noticias que se encontraban en la primera plana del diario "El Occidente". _ Parece que el Ministro de Fomento, Claudio Moyano, ha logrado la aprobación de la Ley de Instrucción Pública...¡Bien por él! _ festejó. _ ¿A qué se debe tu algarabía? ¿Qué importancia tiene? _ Talibah no entendía sobre cuestiones de política, sin embargo esa mañana Imanol le dedicó tiempo para ilustrarla. _ Esta Ley es una puntapié directo en los "cojones" a nuestra santa madre la iglesia _ se rió, Imanol odiaba a los moralistas sacerdotes que siempre tiraban la primera piedra, que siempre veían la paja en el ojo ajeno. Fue su confesor, el santísimo padre Pedro, quien lo violó cuando tenía ocho años. ¡Cuánto mied

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Capítulo 10 Imanol se paseaba con impaciencia, actitud impropia en él, por el suntuoso salón comedor. Había fijado para las cinco de la tarde la hora del encuentro con Bravo Murillo y éste aún no aparecía. _ ¿Dónde rayos se habrá metido ese imbécil? _ explotó golpeando el puño sobre la mesa ya dispuesta con una exquisita merienda. Los delicados platos de porcelana, como ágiles saltimbanquis, volaron por los aires desparramando sobre la alfombra persa las distintas confituras que con gran esmero había preparado la cocinera aquella mañana. La jarra de leche se tambaleó sin llegar a derramarse. Talibah, al escuchar el alboroto, se apresuró a averiguar que ocurría. _ ¿A qué se debe tanto nerviosismo? _ preguntó mientras acomodaba el desastre provocado por Imanol. _ No estoy nervioso _ ofuscado se plantó frente al ventanal que daba a la entrada del palacio. El torso erguido, las manos entrelazadas en la espalda y la vista fija en el sendero por el que llegaría su invitado. Talibah pr

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Capítulo 9 Mientras Talibah meditaba encerrada en su habitación, Imanol buscó refugio en su laboratorio. Allí siempre encontraba la serenidad y el equilibrio que lo volvía a su eje. La historia de Corinne lo había conmocionado. No concebía la violencia ejercida contra la persona amada. "Maté y violé a esos insectos, niños mal vivientes sin una meta en la vida. Eso no tiene relevancia alguna, al contrario, mis actos están justificados", reflexionó. "Lo hice por el avance de la ciencia y claro está, no voy a mentirme, por placer personal", se rió. Luego de encender la lámpara de gas ubicada sobre la mesa del instrumental quirúrgico, se sentó en uno de los cuatro sillones tapizados en cuero negro que Talibah distribuyó en el lugar para su comodidad. Antes, buscó en el bargueño estilo inglés una copa y una botella de brandy. Al tiempo que la bebida calentaba su garganta, los pensamientos seguían su curso. "Pero lejos de mí maltratar al dueño de mi corazón. Bu

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Capítulo 8 Imanol dejó a Corinne hecha un manojo de nervios. Si bien su intención era brindarle protección, ella sabía que eso era imposible, nadie podía protegerla del marqués de Arcos. Su marido la vigilaba con la misma tenacidad que un halcón a su presa. Cuando Imanol subió al carruaje que lo esperaba en la puerta de la mansión de Edelmiro Carvallo, cuñado de Corinne, ésta vio a través del ventanal que daba a la calle, cómo los esbirros de su marido tomaban debida nota de la sugestiva visita del marqués de Nájera. Ella los conocía bien, muchas veces pretendían ser simples transeúntes, otras se camuflaban detrás de la gran arboleda que se extendía alrededor de la mansión y otras, simplemente, se paraban delante del portón de rejas bebiendo cerveza y fumando. "Seguramente mañana a primera hora Rodrigo estará enterado", se lamentó Corinne imaginando la reacción violenta de su marido que debería enfrentar a su regreso de Cadiz. Un enorme cansancio se apoderó de ella y ca

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Capítulo 7 Corinne, lo miró con sus grandes ojos bruñidos por las lágrimas que, como pequeños diamantes, refulgían prisioneras entre las pestañas. Imanol por primera vez, después de mucho tiempo, sintió ternura por alguien que sufría. Ese sentimiento lo impactó. Nuevamente se preguntó que tenía de particular esa mujer que le movía las fibras más íntimas de su ser. Para él la belleza física no tenía importancia, sobre todo la belleza de las mujeres. Entonces, ¿que sentir lo impulsaba a abrazarla para brindarle consuelo y protección? Quizá su fragilidad. Corinne tenía la apariencia de una muñeca de porcelana. Su cabello rojizo caía sobre su espalda como un manto de terciopelo; su piel, del el más puro alabastro, despertaba apetencias insospechadas en él y sus ojos, esos increíbles ojos esmeralda, le aceleraban el corazón. Sentados en la suntuosa sala y él, sin soltarle las manos, suaves como pétalos de rosas, la animó a contarle su historia que intuía sería conflictiva. Ella inspir

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Capítulo 6 Dos días después de la fiesta, Imanol saboreaba un café con unas gotitas de cognac en la biblioteca. Sentado cómodamente en un sillón tapizado en cuero natural frente al ventanal que daba a los jardines, reflexionaba sobre su encuentro con Corinne, consorte de su peor enemigo, el duque de Arcos. La tarde, fría y lluviosa, era propicia para meditar y planear venganzas. Sin embargo, Corinne le inspiraba sentimientos alejados de una "vendetta". "¿Qué me sucede con esta mujer? ¿Por qué la deseo?", se inquietó ante esas nuevas sensasiones, las primeras en su vida sugeridas por una mujer. Decidido a continuar buceando en sus emociones, dejó la taza sobre una mesita y caminó hacia un aparador espejado del que extrajo una botella de brandy y una copa de cristal. Llenó la copa con el líquido ambarino y lo saboreó lentamente. La vista fija en el retrato de su padre que aún permanecía sobre la chimenea. Pronto lo arrumbaría en el desván. El sólo verlo le revol

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Capítulo 5 Imanol quedó perturbado por lo que le revelaron las cartas del tarot. "Alguien del pasado surgirá de las sombras, alguien a quien amaste y lloraste. Llegará muy pronto" _ Llegará muy pronto _ repitió pensativo. Dos nombres resonaron en su mente y en su corazón : Jean y Rafael. Jean estaba muerto y Rafael, lejos, muy lejos. _ Rafael nunca vendrá a mí. Me odia y ruego a los infiernos que jamás nuestros destinos se crucen porque uno de los dos saldrá muerto, y por más que lo haya amado, juro que no seré yo. Y Jean, mi adorado Jean se consume en una tumba. ¡Cuánto daría por saber donde descansan sus restos! Hasta ese consuelo me arrebató mi padre. Pero...¿quién, quién, llegará pronto? _ Imanol se paseaba por su dormitorio sin poder conciliar el sueño. Finalmente decidió bajar a la cocina por una infusión de valeriana; no quería recurrir al opio, no aún. Portando un candil bajó con paso lento la suntuosa escalera de marmol y caminó con cuidado evitando tropezar c